El Puente Baluarte, una obra de altas especificaciones con una longitud de mil 124 metros; es la estructura atirantada más grande de América Latina, pues cuenta con una altura a nivel de calzada de 390 metros, que permitirá librar una barranca de esta profundidad con un claro central de 520 metros, ahorrará tres horas y media de recorrido total de la autopista, ya que actualmente la distancia entre Durango-Mazatlán se recorre en seis horas promedio.
Se trata del puente más importante y emblemático que se haya hecho en la historia de nuestro país, tanto por el reto que se supera con su construcción y porque librar una barranca de este tipo sólo es alcanzable con la tecnología más avanzada y la conjunción de esfuerzos.
El puente se encuentra en los límites de Durango y Sinaloa. En él continúa la modernización de la autopista Durango-Mazatlán correspondiente al eje carretero Matamoros-Mazatlán, uno de los 14 corredores troncales prioritarios de la red carretera nacional.
Históricamente podemos decir que las cuatro últimas décadas marcan el inicio de la construcción de puentes con claros grandes en el país.
El objetivo fundamental de estas estructuras atirantadas es salvar grandes claros, en orografías complicadas o en zonas de ríos navegables.
Los ejemplos típicos de este tipo de estructuras en México son:
1.- El Puente Coatzacoalcos II.
2.- El Puente Tampico.
3.- El Puente Mezcala.
Para lograr el reto de construir el Puente Baluarte (hablando no sólo de la estructura misma) se requirió una planeación y logística elaborada con personal especializado de mucha experiencia.
Además de la importancia de llevar adelante en buenos términos el trabajo ingenieril, se presentó el reto de construir en una de las orografías más complicadas del país, con la consigna de que lo trabajado en oficina fuese lo más cercano posible a la realidad, y en caso contrario, tener la capacidad de responder con los menores costos y tiempos, debido a la estrechez del programa de ejecución de los trabajos.
Por: Ing. Salvador Sánchez Núñez