El gran enemigo de los procesos industrializados, irónicamente, es el miedo al cambio. Para muchísimos arquitectos y constructores, la idea de acudir a la industria de la construcción industrializada como un método de ahorro de desperdicios tanto en tiempo como en problemas de seguridad, así como asegurar la calidad de los productos y acabados, les resulta muy complicado de implementar.
¿Cómo es posible que algo que se prefabricó y del cual existen miles de piezas idénticas puedan entregarse acabados únicos, de gran calidad y en tiempo récord?
La industria de la construcción industrializada se ha especializado más allá de armar paneles de soporte idénticos entre sí, es la mecanización de las técnicas de construcción y tiene una relación directa con la prefabricación, que es la producción de elementos constructivos fuera o al pie de la obra. Cuando estos elementos constructivos son producidos en serie se dice que son industrializados, pues en su fabricación se siguen procedimientos industriales.
Esta forma de construir es mucho más racional que los sistemas tradicionales y conlleva una serie de ventajas que permiten construcciones rápidas, con mayor calidad y más económicas. Sin embargo, la prefabricación no ha podido consolidarse en México, donde sólo una mínima parte de las construcciones ocupan esta tecnología, cuando en Europa más de la mitad de los desarrollos se elaboran con estos prefabricados.
Por: Michael Latuga
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